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HUGGING THE VOID

Un abrazo al vacío no es un salto al vacío sino una reconciliación con él, con la nada, un juego imposible; es enfrentarse de cara a lo desconocido pasando entre las ruinas de lo que fue seguro y sólido.

Las obras contienen espacios abiertos, llenos de atmósferas gaseosas, humo o niebla. En ellas, la mirada se abre paso a través de los restos de estructuras obsoletas que han sobrepasado el límite de su resistencia, estructuras que abrazan y quedan colgadas en el aire.

En la arquitectura se hace un uso del color para representar la resistencia de las estructuras. La luz en todo su espectro visible, se transforma en un mapa cromático. Este trabajo se apropia del lenguaje arquitectónico para hacer una lectura especulativa de las posibles presiones sufridas por estas estructuras, donde el rojo sería la zona de mayor y el violeta la de menor sufrimiento, tratando de crear narrativas del colapso.

El cielo como símbolo de cambio constante por el movimiento del aire, de la luz y los colores, nos recuerda la sensación ancestral de estar a expensas de los cambios climáticos, desamparados, indefensos, sin estructura de protección. Un periodo de inquietud y cambios en que los vacíos se solapan.